viernes, 1 de agosto de 2014

Reseña: Caramelos (Mian Mian)


Caramelos




Caramelos es un relato desgarrador en primera persona acerca del riesgo y el deseo; la historia de una joven china que trata de forjarse una vida en un mundo aparentemente desprovisto de pautas.
Hong se ve obligada a abandonar el instituto y huye con diecisiete años a la ciudad fronteriza de Shenzen. Allí se enamora de un joven músico, y juntos se sumergen en un cruel mundo de tinieblas plagado de alcohol, drogas y excesos, una vida que no logra satisfacer las ansias de Hong por encontrarse a sí misma, como el amor que la definirá.

Mi opinión:

Bueno... lo primero que tengo que decir es que este libro lo encontré por casualidad encima de un arbusto en mitad de Gran Vía. Era un libro viajero y como yo soy una adicta a la lectura... pues lo cogí. Y no me arrepiento de haberlo hecho, aunque hubo momentos en los que tuve ganas de hacerlo. 
Caramelos es una historia cruda, visceral y llena de confusión. La novela nos habla de Hong una chica que, desde la niñez, sufre un sinfín de dudas que la corroen: desde el por qué de su miedo a la Mona Lisa, a por qué sus padres tienen dinero y los demás no. Este es el inicio de su viaje, aunque escondido, porque el impulsor real de éste es el suicidio de su mejor amiga.
A partir de aquí, la novela crece en intensidad y nos despliega un mundo sombrío lleno de sueños que no terminan de cuajar, de problemas cuya solución es obvia pero complicada, y de la confusión que provoca el desconocimiento de la vida.
Hong es un personaje completo que, desde que escapa de casa, evoluciona. Muchos pensarán que esta evolución es para mejor pero, en mi opinión, es uno de los avances más extraños que he leído. Si Hong era una chica dulce y tímida que, al principio, se ve sometida a los miedos que la recorren, cuando crece es precisamente al revés y es ella misma la que busca estas sensaciones. Por eso mismo huye a Shenzen, una ciudad en alza para la juventud, llena de drogas, de sexo y de violencia, donde cree que puede encontrar un futuro. Comienza trabajando de cantante en un club nocturno y allí, en una de sus noches de soledad, conoce a Saining, un joven músico del que se enamorará de inmediato.
Bien, llegamos a uno de los puntos claves de esta novela: su relación. 
¿Qué puedo decir de ellos? Hong y Saining estaban destinados a estar juntos, aunque ambos son como el perro del hortelano: ni comen, ni dejan comer. Es una relación condenada al fracaso y, a la vez, a los sentimientos más hermosos y puros. Cuando Hong le conoce, cree encontrar, por fin, el verdadero significado del amor y la amistad aunque, conforme pasa el libro y avanzan los años, se da cuenta de que, en realidad, lo que siente está muy lejos de ser verdadero amor. En este momento es cuando se suceden los primeros acontecimientos que precipitan toda la caída de la pareja. Saining, tan bohemio y carismático como ella, se sumerge en el mundo de las infidelidades, de los abandonos y, poco más tarde, en el mundo de las drogas. Marihuana, éxtasis, heroína... todo un despliegue de drogas que recrudece su relación con el mundo, incluida con la propia Hong, que también entra en esa vorágine de decadencia hasta el punto de desarrollar una completa dependencia del alcohol... y de él. 
Pero Caramelos no sólo habla de las drogas. No, ni mucho menos. Mian Mian también ahonda en el tema del sexo, en el descubrimiento del placer sexual y de cómo su carencia afecta a la vida de Hong y de Saining. Si en un principio ambos son un no parar, con el paso de los años y de las situaciones, su llama se apaga y ambos se ven obligados a deambular por las calles en busca de ese cariño que a ambos les falta. 
Precisamente por esto, Hong termina por abandonar a Saining y Saining a ella, aunque siguen pensando que son su verdadero amor. A raíz de esto, nuestra joven protagonista entra en un declive mucho peor de drogadicción y alcoholismo, hasta que termina siendo ingresada en un centro de rehabilitación. Allí hará cuentas de su vida y, en cierto modo, tratará de arreglarla, sin mucho éxito. 
En resumen, este es el hilo argumental de la novela. Por supuesto, hay mucho más, como las relaciones sexuales y las enfermedades venéreas, las relaciones con lo que ella considera amistad y, por supuesto, la apertura de China gracias a la música. 
Como vengo diciendo, es una novela complicada que hay que leer con mucha paciencia porque, a veces, tanta frialdad y despotismo mina la moral. 

"Si mueres, nunca dejaré de quererte, así que será mejor que te apresures a hacerlo, ¡y pronto! Sin embargo, estamos vivos, y el único motivo es nuestro deseo de vivir" (Saining) 

La narrativa es también complicada. Mian Mian usa muchas metáforas y muchos giros lingüísticos y eso, a menudo, te saca un poco de la escena, pero no puedo considerarlo malo. Lo único que no me ha gustado de la narrativa en sí es la disposición de los diálogos y de los cambios de escena, lo primero, por su escasez y lo segundo, porque a veces es muy difícil saber de qué personaje está hablando (Por ejemplo, en las escenas de Hong, Kiwi y Manzana) 
En definitiva, Caramelos es... complicada de definir. Como he dicho antes, está lleno de una crudeza bestial, al igual que de un realismo asombroso. No puedo decir que me haya gustado, porque soy muy sensible para algo tan oscuro, pero... tampoco puedo decir que me haya disgustado. En mi opinión, no es una novela cuyo fin sea gustar, sino hacernos reflexionar sobre algunos de los problemas que creemos solucionados.


Escena favorita:

Cualquiera en la que Saining habla de sus verdaderos sentimientos hacia Hong, especialmente en las últimas páginas.


¿Dónde podemos comprarla?

Podéis comprarla en la casa del libro... ¡justo aquí! 

1 comentario:

  1. No la he leído aun (y no se si lo haré, es que... quizá es demasiado... "oscura", para mi gusto), pero matizo una cosa de tu crítica: Nos encontramos en libro encima de una papelera xD, ¡en Gran Vía no hay arbustos!

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